CUESTIÓN DE EGO

Tengo una #confesionalborde: Siempre he hecho un cumplido en búsqueda de recibir otro a cambio. Alimentar la sensación de que todo lo que me viene es porque lo merezco, y al ser una buena persona, pues merezco el doble de cosas que la vida pueda tener en espera. 

Creo que hay un error de programación en nuestra generación. Y es que nunca nos enseñaron a como lidear con un NO. Nos empujaron para siempre ser los mejores, sin importar lo que nos ibamos comiendo e hiriendo en el camino. 

Fuimos unas pequeñas señoras Pacman devorando solo lo mejor de la belleza, estilo, inteligencia, sentido del humor, competencia, intelectualismo, y demás ismos, alimentando al monstruo que aparece a atormentarnos cada vez que algo no sale como queremos o esperábamos: NUESTRO EGO. 

Según el diccionario (o más bien Google) la definición de ego es "La valoración excesiva de uno mismo". 

Pero, ¿Donde se traza el límite de lo excesivo? 

En un mundo de filtros de belleza y sobre estimulación visual hemos creado mecanismos de alimentación para el ego. Acumulamos números de likes en Instagram o matches en Tinder. Nos preparamos siempre para no perder argumento alguno. Nos juntamos con personas a las que consideramos  "menos" algo para sentirnos mejor. Todo porque alguien en algún momento de tu vida dijo que tu opinión importaba. 

Lo cierto es que el falso privilegio no te ayuda cuando caes de cara contra el cemento ante una situación negativa. Todo lo contrario, te hace caer más fuerte. 

¿En cuantos dilemas me he visto sometida por ego? 

Recuerdo cuando recién llegué a Barcelona con las ansias de comerme el mundo y a todos los muchachos que pasaran por mi camino. Yo, cuyo ego me había hecho creer ser una mujer ejemplar  y por ergo merecer lo mejor, caía redonda como una guanábana sobre la alcantarilla cuando no recibía la atención que creía merecer. Entonces me armaba de ego y profesaba una lección de vida para el pobre hombre que se metiera conmigo. 

Porque el chico que no te contesta el mensaje es un cretino maleducado, sin un poca de decencia para ser honesto y no sabe lo que se está perdiendo.

Pero no es él. Es tu ego. 

Y aunque nos pueda hacer sentir invencibles y tus amigas te digan que el chico que no te da bola no te merece, el ego duele. El ego se lastima rápido. Y es el que no te deja dormir mientras estas a la espera de respuesta a ese doble check azul abandonado cuando la razón y la lógica conoce el motivo desde un inicio. 

Así es como el ego hace de su aliado a la mente y a su mejor amigo al corazón. 

A mí que me gustan los retos, el mayor siempre ha sido diferenciar al ego de la realidad. Mi ego me ha llevado por situaciones siniestras y hoyos de conejos sin fin, arrancándome la empatía y la simpatía sin pensarlo dos veces. 

Cuando no puedas ponerte en el lugar del otro, es momento de dejar al ego de lado. 

Yo tengo por seguro que será un trabajo que me costará toda la vida pero cuando te das cuenta de que el universo no siempre está en tu contra sino más bien que tu le estás dando la espalda al mismo es que te deja de importar ganar. 

Promesa de #mujeralborde: Dejar el ego en el cajón y disfrutar sin esperar nada a cambio es una de las experiencias más gratificantes de toda vida #alborde.

Porque finalmente aprendes a escuchar al mundo a tu alrededor. 

Anterior
Anterior

CULPO A LAS EXPECTATIVAS

Siguiente
Siguiente

LA PETITE MORTE