FRITATTA DI CIPOLLE

INGREDIENTES

  • 1 cebolla grande (roja o blanca, la que más te guste)

  • 6 huevos

  • 2 cucharadas de crema de leche

  • 1 diente grande de ajo

  • Mozarella rayada

  • Parmesano rayado

  • Mantequilla

  • Aceite de oliva

  • Sal/pimienta/pepperoncino

  • Vino blanco

PREPARACIÓN

La fritatta de cipolle es una de mis recetas favoritas que mi nonna hace religiosamente. Sin embargo, me costó aprender a quererla, ya que cuando era pequeña, mis hermanas mayores me decían "cipollina" (cebollita) al ser una gordita que sudaba mucho. Cuando supere esa etapa hormonal y controlé mi olor corporal me dí cuenta lo deliciosa que es y lo terrible que puede ser salir con alguien que huele mal.

Al igual que cuando cortas cebollas para cocinar.

La cebolla se corta en laminas al igual que el ajo. En una sartén va mantequilla, aceite y primero la cebolla. Después de un rato el ajo. Luego, un chorro de vino y para finalizar un poco de azúcar. Se deja cocinar hasta que la cebolla coja un ligero color caramelo y transparente. 

A Jordi lo conocí por Tomás, un amigo abogado que trabajaba en una gran firma Barcelonesa. De esos estudios en los que solo una vez al año se ve al gran jefe en alguna cena espectacular. Tomás, como buen niño de clase alta, solía conseguirnos hierba a todo el grupo. Sin embargo, un viernes por la tarde me mandó en búsqueda de Jordi, el que me haría de camello.

El problema conmigo es que odio las situaciones incómodas así que al conocer a un extraño tiendo a hablar de más. Después de contarle mi vida a Jordi me confesó que tenía un bus por coger para llegar hacia las tierras lejanas de Lleida. A decir verdad, Jordi no estaba mal. Algo descuidado, con un par de kilos de más (como yo) y con una sonrisa sincera. Era el proyecto perfecto. 

Lo cual me lleva a mi segundo problema: pensar que de alguna forma puedo cambiar a las personas.

Y como suele pasar con los amigos de amigos, le conté a Tomás que Jordi era guapo. Y así, cinco minutos luego, Jordi ya había comprado su pasaje de regreso a Barcelona para ir a una fiesta conmigo el sábado por la noche. 

A él le gustaba la cerveza. En cantidades industriales. Las pedía de dos en dos. Luego me confesaría (aunque para ese momento no necesitaba confirmación alguna) de que su pecado era el alcohol. Eso de ser borracho. Sin embargo en esa fiesta su mirada me hizo pensar que detrás de las dos cervezas que tenía en cada mano, era un buen chico. 

Así que me lo llevé a la cama, que sin querer se volvería suya por una semana entera. No era un gran amante, pero sabía escuchar y seguir órdenes (es que a veces soy algo tirana) lo cual lo hacía un buen alumno. El tercer problema llegó el domingo cuando me desperté pensando que alguien estaba cortando cebollas a mi lado. Era como estar debajo de la áxila de un gordo peludo en el metro.

-"A la mierda como apestas!"

Fue lo primero que salió de mi boca al despertar. Creo que se enamoró cuando le ordene ir a la ducha de inmediato. En vez de ofenderse e irse me preguntó donde estaban las toallas.

En un bowl batir los huevos con un chorro de crema de leche. Sal, pimienta, pepperoncino. La mozarella rayada y el parmesano vienen después. Por último se incorporan las cebollas. En una sartén mediana se pone un chorrito de aceite de oliva y va la mezcla de fritatta a fuego medio-bajo. Mientras se cocina, vas pinchando con un tenedor el fondo para que se vaya cocinando mejor. 

No se porque acepté salir a comer con el la semana siguiente. Quizás fue por aburrimiento, quizás por curiosidad. Luego Tomás me reveló que a Jordi le gustaba mucho. Tanto que siguió atrás mio cuando lo abandoné en una cola para entrar a una discoteca, cuando besé a otro chico en su cara...

...O cuando accidentalmente tiré su taladro a la basura.

Y es que cuando no nos gusta mucho una persona, hacemos lo que mejor sabemos hacer: Aprovecharnos. Un viernes le pedí que me instalará una estantería a cambio de un plato de pasta y algo de sexo. 

Fue en ese momento que volvió el terrible olor. Tan terrible que cuando las chicas llegaron a casa pensaron que estaba cocinando escabeche. Con eso llegó el cuarto problema: Voltear la tortilla.

Voltear la tortilla de forma perfecta toma un poco de práctica y varios intentos fallidos. Cuando la parte de la frittata está hecha y hay poco líquido encima se pone un plato sobre la sartén y con un movimiento rápido se le da vuelta. Luego todo regresa a la sartén por dos minutos más. Dejar enfriar antes de comerla.

Cuando Jordi quiso verme de nuevo use la poderosa fórmula de no estar bien conmigo misma, mezclada con no querer salir con nadie y un poco de eres un tipo muy bueno y yo no te convengo. Todo salpicado con un espero que te vaya super bien y vayamos por un café algún día. De postdata un recordatorio que le compraría un taladro nuevo.

Aun le debo el taladro.

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