TIRAMISU

INGREDIENTES

  • 150 g. Azucar

  • 500 g. Mascarpone

  • Biscotelas

  • 1 cafetera Mocha

  • 7 yemas de huevo

  • Cocoa en polvo

  • Oporto o Marsala

PREPARACIÓN

El secreto del Tiramisu según mi familia es el tiempo que se pasan las biscotelas remojándose en el café. Es una acción rápida, el saber sacar la biscotela del café.

Como el saber el momento justo cuando salir de una situación.

Asi sucedió cuando llegué a Barcelona. En una alargada primavera de setiembre. Un mes de gitana en un sofá cama (cuya edad duplicaba la mía) de los 40 m2 donde vivía Lorenzo, un viejo amigo de la universidad.

Mi primera experiencia me enseño el arte de salir antes de convertirte en parte de la decoración de la casa. Sobre todo cuando en la ciudad hace calor y tu te paseas en un pijama diminuto.

Lección aprendida: En pocos metros de convivencia se mezclan muchas cosas.

Se mezclan las yemas con el azúcar y el mascarpone. El licor viene después. Acá toca pasar las biscotelas rápidamente por el café.

Hacia la tercera semana conocí a Mariana y Juan Miguel. Dos gitanos peruanos como yo en ese momento. A Juan Miguel le caí bien instantáneamente.

Hasta que le caí mal instantáneamente.

Pero Mariana se convirtió en mi primera cómplice fuera de casa. Así fue como un día me sugirió quedarme un tiempito con ella y Juan Miguel en su recién comprado sofá cama al otro lado de la ciudad. Al día siguiente ya había instalado mi campamento en la sala y Juan Miguel me sonrió como te sonríen los chicos limeños cuando andan de cacería.

El problema con Juan Miguel era que en su cabeza todo era una batalla. Y a mi en las batallas de ego no me gusta perder.

Lección aprendida: Cuando empieza la batalla de egos con ella viene la tensión sexual.

Cumplido el mes de gitana y con una necesidad empírica de tener una cama propia, Mariana, Juan Miguel y yo decidimos que era momento de ponernos a prueba con una salida nocturna. Juan Miguel y yo íbamos de cacería. En una discoteca de cuarentones nuestra fiesta fue auspiciada por el hotel donde trabajaba Juan Miguel. Al cuarto Gin se convirtió en presa fácil.

Luego empieza las capas. Biscotelas, crema, biscotelas, crema. La cocoa se espolvorea encima.

El problema es que él pensó lo mismo de mi.

Así fue como contra una columna de aquella discoteca saqué la bandera blanca y conocí el piercing que tenía en la boca. Antes de arrepentirme, cerré los ojos y me dejé llevar.

El tiramisú se prepara siempre un día antes. Se pone en la nevera con film encima y se deja enfriar hasta el día siguiente.

Cuando los abrí, Juan Miguel estaba desnudo esperándome en “mi” sofá cama.

Al dia siguiente, y con una resaca que batió records, encontré casa y preparé un Tiramisu de despedida.

Me mudé mientras todos dormían.

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